SCL
**
Cada año, desde hace 40, la asociación federal de consumidores presenta lo que llaman "El libro negro del contribuyente" Se trata en realidad del libro negro del despilfarro de los responsables públicos. Un ejercicio de civismo con importantes consecuencias porque el mismo día la opinión pública puede ver juntos muchos despropósitos que conforman toda una antología del disparate.
Entre el centenar de escándalos de derroche y mala administración del dinero público destaca el nuevo aeropuerto de Berlín Brandenburgo. Se iba a inaugurar en 2011, luego en Junio de 2012, luego en Octubre de 2012, ahora en Octubre de 2013. Iba costar 2.500 millones y costará el doble. La medalla de oro a la chapuza política (porque ellos no son los responsables de la chapuza técnica, pero sí tienen responsabilidad) se la llevarían al alimón los socialdemócratas Klaus Wowereit y Pathias Platzeck.
Otra medalla, plata en cantidad, pero merecedora de oro por la calidad de la chapuza, se la lleva el Ministro Presidente de Renania-Palatinado, el también socialdemócrata Kurt Beck. Para poner en marcha un complejo de entretenimiento al lado del ruinoso circuito de Nurburgring se puso en manos de unos asesores de fama dudosa que, tras meses de juergas en hoteles de lujo en Suiza, con chicas incluidas y haciéndose llevar tabaco y champán a la habitación en taxi, acabaron por causar una ruina de 260 millones de Euros a los contribuyentes de este land.
Hay casos parecidos: otra administración invirtió 8 millones de Euros en un parque de aventuras que en los tres años que lleva en funcionamiento sólo ha arrojado pérdidas astronómicas y ha tenido que vender la atracción más cara, que costó 1,5 millones de Euros.
Una ópera, o sala de conciertos, en Hamburgo iba a costar 77 millones y costó 354.
La remodelación de un antiguo edificio para convertirlo en museo echó por el fregadero millones de Euros: pusieron en la fachada unas piedras carísimas que impedían limpiar los cristales.
Así que, cada vez que hay que limpiar los cristales hay que levantar toda la fachada de piedras: cada una pesa 130 kilos.
Una especie de embarcadero y paso sobre pantanos hecho con maderas nobles de Africa no tenía enlace con tierra firme.
El famoso barco de formación de reclutas Gorch Fock, protagonista de un escándalo por el supuesto suicidio de varias reclutas tras sospechas de acoso de sus jefes, tuvo que ser restaurado dos veces en el mismo año y tiró por la borda 10 millones de Euros, 10 veces más de lo previsto.
Algunos casos darían risa si uno no es uno de los contribuyentes que han contribuido con su dinero.
Un inodoro público que gastó 4 millones de litros de agua que costó 17.000 Euros y nadie se paró a pensar que podía haber un fallo en el regulador del chorro de agua...
En una plaza pública a alguien, que seguramente venía con la cabeza caliente de unas vacaciones en Canarias, se le ocurrió plantar una docena de palmeras.
Naturalmente, sólo aguantaron hasta el primer día del invierno: hubo que remodelar toda la plaza. En otra, encargaron a un artista unas supuestas esculturas, a medias juguetes de esos en los que los niños se balancean en los parques. Las esculturas eran fijas, altas y los niños no podían subir ni balancearse.
El Libro negro del contribuyente se convierte cada año en la pesadilla de los políticos que ven cómo sus falta de responsabilidad a la hora de manejar el dinero de los contribuyentes pasa a la historia de la antología de los despropósitos en un país presuntamente bien gobernado.
¿No es una buena idea para hacerla ahí y así tendremos ocasión de echar una ojeada completa a las estupideces del año?
Entre el centenar de escándalos de derroche y mala administración del dinero público destaca el nuevo aeropuerto de Berlín Brandenburgo. Se iba a inaugurar en 2011, luego en Junio de 2012, luego en Octubre de 2012, ahora en Octubre de 2013. Iba costar 2.500 millones y costará el doble. La medalla de oro a la chapuza política (porque ellos no son los responsables de la chapuza técnica, pero sí tienen responsabilidad) se la llevarían al alimón los socialdemócratas Klaus Wowereit y Pathias Platzeck.
Otra medalla, plata en cantidad, pero merecedora de oro por la calidad de la chapuza, se la lleva el Ministro Presidente de Renania-Palatinado, el también socialdemócrata Kurt Beck. Para poner en marcha un complejo de entretenimiento al lado del ruinoso circuito de Nurburgring se puso en manos de unos asesores de fama dudosa que, tras meses de juergas en hoteles de lujo en Suiza, con chicas incluidas y haciéndose llevar tabaco y champán a la habitación en taxi, acabaron por causar una ruina de 260 millones de Euros a los contribuyentes de este land.
Hay casos parecidos: otra administración invirtió 8 millones de Euros en un parque de aventuras que en los tres años que lleva en funcionamiento sólo ha arrojado pérdidas astronómicas y ha tenido que vender la atracción más cara, que costó 1,5 millones de Euros.
Una ópera, o sala de conciertos, en Hamburgo iba a costar 77 millones y costó 354.
La remodelación de un antiguo edificio para convertirlo en museo echó por el fregadero millones de Euros: pusieron en la fachada unas piedras carísimas que impedían limpiar los cristales.
Así que, cada vez que hay que limpiar los cristales hay que levantar toda la fachada de piedras: cada una pesa 130 kilos.
Una especie de embarcadero y paso sobre pantanos hecho con maderas nobles de Africa no tenía enlace con tierra firme.
El famoso barco de formación de reclutas Gorch Fock, protagonista de un escándalo por el supuesto suicidio de varias reclutas tras sospechas de acoso de sus jefes, tuvo que ser restaurado dos veces en el mismo año y tiró por la borda 10 millones de Euros, 10 veces más de lo previsto.
Algunos casos darían risa si uno no es uno de los contribuyentes que han contribuido con su dinero.
Un inodoro público que gastó 4 millones de litros de agua que costó 17.000 Euros y nadie se paró a pensar que podía haber un fallo en el regulador del chorro de agua...
En una plaza pública a alguien, que seguramente venía con la cabeza caliente de unas vacaciones en Canarias, se le ocurrió plantar una docena de palmeras.
Naturalmente, sólo aguantaron hasta el primer día del invierno: hubo que remodelar toda la plaza. En otra, encargaron a un artista unas supuestas esculturas, a medias juguetes de esos en los que los niños se balancean en los parques. Las esculturas eran fijas, altas y los niños no podían subir ni balancearse.
El Libro negro del contribuyente se convierte cada año en la pesadilla de los políticos que ven cómo sus falta de responsabilidad a la hora de manejar el dinero de los contribuyentes pasa a la historia de la antología de los despropósitos en un país presuntamente bien gobernado.
¿No es una buena idea para hacerla ahí y así tendremos ocasión de echar una ojeada completa a las estupideces del año?
**
Ahí va una idea
**
**
--
Publicado por VRedondoF para RyS el 9/21/2012 06:30:00 a.m.